El Caballito se ubicó en el pueblo de Tlalmanalco, en la calle principal que atravesaba la comunidad, donde recibía el agua del río Tlalmanalco. Su fundador Leon Buhot era un industrial que además tenía una carpintería mecánica y una fábrica de frazadas.
Durante la década de 1890 y a principios de 1900, los propietarios de El Caballito fueron Bartolomé Turín y Enrique Doumec, miembros de la colonia francesa en México. Esta fábrica recibió financiamiento para la renovación de la planta productiva con la compra de maquina de vapor procedente de Inglaterra y la adquisición de una turbina Leffel para mover la mayor parte de la maquinaria.
En
cuanto a la planta que estuvo destinada a la elaboración de frazadas,
cobertores, alfombras y al acabado de piezas, El Caballito
disponía de dos salones de telares –mecánicos y de mano- y talleres de
tintorería y acabado, estos últimos se complementaban con los tendederos y el
patio para asolear piezas. Una serie de bodegas, diseminadas en los edificios
de producción, completaban la infraestructura fabril. Además El Caballito
tenía: talleres de carpintería y herrería, la casa del administrador, jardines y
viviendas para los maestros compuestas de invernadero, biblioteca, comedor,
cocina y baño.
El Caballito se mantuvo funcionado hasta la década de 1930 y aunque debió ser una construcción que sobresalía de las demás, la gente desconoce la existencia de este establecimiento y si algo queda en pie de la antigua construcción, pasa desapercibido a la vista de todos.
Gustavo Becerril
CNMH-INAH
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