En el mes de febrero de 1950 el periódico El Heraldo de Apizaco daba cuenta del incendio de la fábrica de hilados La Providencia, ubicada en Santa Ana, Tlaxcala. Esta nota puede parecer común puesto que el manejo de sustancias inflamables y el almacenaje de algodón aseguraban un siniestro de este tipo. Sin embargo, la nota destaca por la razón que ocasionó el incendio: un incendio premeditado por el empresario arrendatario. El domingo 26 de febrero de 1950, un día después de las suposiciones hechas por el editor del periódico, se publica la nota de la confesión del empresario español Francisco Concha quien arrendaba la fábrica. La crónica resulta interesante: "...tan luego como los obreros terminaron sus labores, considerando que el embargo de que había sido objeto era de irreparable perjuicio para la fábrica, puesto que ello le cerraría las puertas del crédito, en un arrebato de desesperación decidió quemar la factoría y siendo las 19 horas se dirigió a la entrada general de los trabajadores y le prendió fuego; después se dirigió al despacho donde se guardaban los libros de contabilidad e hizo lo mismo con toda la documentación de la fábrica que se guardaba en una alacena empotrada en la pared. Por último, subió a su recámara y regó en el piso 5 litros de gasolina, impregnando también de ese combustible el tapete y el colchón, y rápidamente regresó al despacho para recoger un revolver que guardaba en su escritorio y con él suicidarse pero varias personas que se dieron cuenta de lo ocurrido le impidieron su intento de quitarse la vida" La nota anterior nos ilustra las vicisitudes que encontraron algunos empresarios y la disyuntiva de cómo resolver la problemática de los recursos para mantener funcionando sus industrias y de qué manera se perdían documentos y libros de cuentas con estos acontecimientos.
Gustavo Becerril
CNMH-INAH
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